Suaves como pétalos
de rosa corren los rios de belleza sobre tu cuerpo, y yo me encuentro otra vez
con las manos sobre tu pelo, aquel que alguna vez solia observar de lejos.
Aspirando cada aroma de tu cercanía me fui perdiendo en tu palpitar rotundo,
que comienza a ser parte de mi música. Cayendo sobre los peldaños de tu corazón
que esta vez me acorrala sobre mis propios pensamientos. Deseos perdidos en la
inamovible mirada de tus ojos, que suelen perderse en los mios como hojas de
otoño. Resurgiendo de mi templanza al sentir tus labios conocer los mios, y
perdiendo el control de mis pensamientos al tratar de liberarme. Movimientos
lentos que pretenden bailar sobre el silencio de los besos. Un roce que quema
pero no daña, y que se vuelve inadvertido con el transcurso del tiempo. Una
ilusión que se vuelve real al sentir tus mejillas surcar mi cuello con cautela,
y secarte las lágrimas con las manos más suaves del universo. Suspirar en tus oídos
el temor más grande, aquel que suele llevar al hombre a la perdición, un
suspiro que se desliza sobre el viento como una gota de lluvia, un suspiro
débil que se vuelve inmenso en tu serenidad – Te Amo...
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