La oía venir. No sé porque sabia que venia hacia mí. Me di vuelta y la
vi. Venia hacia mí. No era solo porque podía verle sino porque me miraba. No me
miraba a los ojos ni a las manos ni los pies ni a nada. No solamente. Era como
si me mirara completamente, a todo mi ser.
“Hola” me dijo. “Hola” le respondí. Y me di vuelta para ver el mar. Se
podía oler la sal del mar. El barco estaba impregnado de ese olor. Era obvio.
Los barcos nacen en el mar y tienen su olor. Solo los barcos en museos, barcos
muertos, han perdido su olor a vivos. Mientras pensaba en eso ella se puso al
lado mío y se apoyo con las manos en la baranda tal como lo hacia yo. Mirábamos
el sol. “Ya oscurece” dijo, “La vista de la puesta de sol debe ser muy hermosa”.
No dije nada. Me molestaba un poco que dijera cosas obvias. Trate de no
enojarme y pensar en otra cosa. “Perdón si le molesto, si quiere me voy” dijo
ella. “No, esta bien” le respondí. “No es usted. Es la gente ¿sabe?”.
-¿La gente?
-La humanidad. Me molesta. Antes era peor. Antes odiaba la gente.
Ahora es como si todos fuesen fantasmas y yo paso a través de ellos.
Me miró con una expresión rara. Era como si me comprendiera pero al
mismo tiempo quisiera entender por que me sentía así.
-Lo vi en la sala de estar. Usted estaba leyendo un libro y viendo
como un grupo de gente enfrente suyo jugaba a las cartas. Yo lo vi todo de
lejos. Ellos se reían y estaban contentos. Usted estaba cerca. Sin embargo no
se reía con ellos y levantaba la vista del libro que leía cada vez que algo
llamativo pasaba. Los miraba... no con odio ni rencor ni envidia. No y sí. Era
como si dependiera de ellos. No podía ni acercarse a ellos ni dejarlos. No sé.
¿Es así?
-Algo así.
-La humanidad. Le molesta.
-A veces.
-Pero usted dijo...
-Solo cuando estoy molesto.
Y quedamos en silencio. Mirando el sol. Como tratando de descifrar
algún secreto. Algún secreto del que no comprendíamos absolutamente nada, pero
que conocíamos y olvidamos hace mucho tiempo. Algo que todavía sentíamos.
Al final la duda me venció. No era que fuera una gran duda sino que no
soportaba estar tanto tiempo con esa pregunta en la cabeza. Cada minuto que
pasaba hacia que me fuera más difícil soltarla pero al final lo hice y fue como
si hubiera podido volver a respirar. Y tal vez lo hice.
-¿Porque se me acercó?
Me sentí torpe. Sentí que si había creado algún misterio para la dama
(cosa que no intentaba hacer), ese misterio se había desvanecido.
-Es decir... (me apresure a decir) no es que desprecie su compañía, es
que... como decirlo.
-Mira a la gente y no se ve reflejado en ella.
-¿Qué?
Ese “¿qué?” No fue porque no la comprendiera sino porque así era
exactamente como me sentía y nunca hubiera podido expresarlo mejor.
Ella lo supo por eso no me respondió.
-Usted... ((¿Quiere ayudarme?) (¿Quiere ayudarme?) (¿Quiere
ayudarme?)) La pregunta daba vueltas en mi cabeza.
-Claro. ¿Usted no me ayudaría? Seguro que sí. ¿Sabe? A veces la gente
que odia a la humanidad es por lo general la que más la ama. Por eso duele...
-Amor y odio. Dos caras de la misma moneda. Pero ¿pueden convivir
juntas?
-Claro. ¿Acaso nunca tuvo dos sentimientos opuestos hacia algo?
-Tenia una novia, la amaba, hasta que me dijo que se había enamorado
de alguien más. Entonces la odie. Pero no fueron sentimientos simultáneos.
-No los sentía al mismo tiempo. Pero siempre supo que algún día podría
odiarla ¿o no?. Esos sentimientos siempre estuvieron dentro suyo.
-Sentimientos en potencia. Claro
-No en potencia. Los sentimientos siempre están. Solo que a veces los
sentimos y a veces no. Puede sonar confuso. La culpa es por llamarlos
sentimientos. Los sentimientos están, los sintamos o no. Son parte de nosotros.
No los creamos en el acto ni vienen a nosotros. Están siempre... En el fondo,
todavía la ama. Pero la odia. Por eso duele...
Me sentía como en un sueño. Una mujer al lado mío contándome las cosas
mejor de lo que yo podría entenderlas.
Se sentía el aire húmedo. Veía las olas abajo, el sol, las nubes color
naranja. No era un sueño. Todo se sentía real. Casi.
-¿Cree que es lo que me pasa a mí? ¿Con la gente?
-Puede ser. Pero usted no odia a la gente en sí. Odia “algo” de la
gente.
-¿Es usted real?¿Es esto un sueño?
-¿Si es el mundo real? No lo sé. ¿Sabe quienes fueron los primeros en
dudar de la realidad del mundo?
-No
-Yo tampoco. Sin embargo podemos remontarnos a los griegos. Algo paso
que el hombre empezó a dudar de la veracidad del mundo. No fue que perdieran la
fe en sus dioses. Bueno en parte si, pero eso fue consecuencia de otra cosa.
Esa otra cosa fueron los descubrimientos que logro esa civilización. Empezó a
haber un desprendimiento de dios. Sentían que volaban. Ellos veían el mundo y veían un orden. Y un
caos antes del orden. Sin embargo, mucho después algunos fueron mas allá y
vieron que en realidad orden y caos eran la misma cosa. O dos caras de la misma
moneda por decirlo de alguna manera. Hay orden dentro del caos y caos dentro
del orden. Muchos matemáticos estudian el caos y el orden como un mismo
fenómeno. Donde parece haber caos hay un orden que dicta ese caos, sin
embargo, donde hay un orden hay un caos
que dicta ese orden. ¿Comprende?
-Creo. Usted habla por ejemplo de los grupos de aves o peces. Si uno
los observa en una foto diría que son solo un montón de animales que viajan
juntos desordenadamente, sin embargo si uno los viera en movimiento, vería que todos cambian juntos
de dirección moviéndose como una sola cosa. Como si siguieran algún orden que
rige su conjunto caótico, ¿verdad? Orden dentro del caos.
-Exacto. Y dando un ejemplo contrario. ¿Escucho esa teoría que dice
que el aleteo de una mariposa en una parte del mundo puede generar un huracán
en la parte opuesta? No me gusta ese ejemplo. Se refiere en parte a algunas
formulas matemáticas donde una leve diferencia de valores puede generar
resultados impredecibles, muy alejados del resultado inicial. Caos dentro del
orden.
-¿Y los griegos?
-A eso iba. Como dije, los más sabios veían un orden en el mundo. Y
eso es tal vez todo lo que hay. Orden. No existe el caos. El caos es una ilusión.
Es un orden invisible por así decirlo.
-Claro. Podían ver el orden en los ciclos naturales como las
estaciones y las mareas. Veían un mundo que regia el universo, que lo sostenía,
mediante hilos invisibles. Veían que donde pensamos que hay caos hay orden.
Entonces pensaron que tal ves este mundo no es real ¿no?.
-Exacto. Esa es uno de las formas de llegar a esa teoría. No la mejor
según mi opinión.
-¿Dijo una de las formas?
-Sí. Mire. En esa clasificación entra por ejemplo el mundo de las
ideas de platón.
-Eso me hace acordar a la alegoría de la caverna de Sócrates ¿se
acuerda?
-Sí. La humanidad esta en una cueva. Encadenados sin poder moverse,
mirando una pared donde se proyectan sombras del exterior, y todos creen que
esa es la realidad y todo lo que existe. Uno de ellos escapa y ve la luz
afuera. Le duele porque esta acostumbrado a la oscuridad. Tiene miedo. Se da
cuenta que su mundo no era real. Vuelve para contárselo a los demás pero ellos
lo tratan de loco y lo matan.
Esa historia entraría en la misma clasificación que el mundo de las
ideas de Platón. Lo que trata de decir es que lo que nosotros vemos, este
mundo, lo creemos real porque es lo único que conocemos.
Sin embargo, platón fue el que escribió todo lo que tenemos sobre
Sócrates, y si este existió, debió de haber predicado distinto según creo yo.
-¿Como?
-Mire. Si Sócrates hubiera creído eso, no creo que hubiera sido tan
tonto como para ir a sufrir lo mismo que el personaje de su historia. Sin duda
sabia el riesgo de sus acciones, pero no creo que haya muerto por sus ideas. Es
lo más idiota hasta para un sabio. Hubiera podido escapar cuando se lo
ofrecieron para seguir acumulando conocimientos y predicar. No. Él murió porque
sufría. Sufría por el sol que quemaba sus ojos. Sufría porque amaba a la
humanidad y al mismo tiempo la odiaba. Al hombre de la historia no lo matan. El
mismo se mata al verse solo.
-¿Pero eso en que cambia el mensaje de la historia? No comprendo.
-Mire. Los habitantes de la
caverna no ven atrás no porque no puedan hacerlo. Si estaban encadenados
hubieran podido romper las cadenas que los ataban. ¿Porque solo uno pudo salir?
Ellos no se liberaban porque no quieren. Porque son ingenuos. Imperfectos.
-¿Imperfectos? Cada vez me estoy confundiendo más.
-Cuando termine comprenderá todo. Sócrates veía una humanidad
imperfecta. Todas las civilizaciones soñaron con su hombre perfecto. Buda,
Jesús, quien sea. Todos comparten rasgos similares. Características que los
unen. No importa cual haya sido la cultura que creo ese humano perfecto. Todos
en el fondo son iguales. Hay muy pocas religiones que consideren este mundo
como irreal. La mayoría cree en un mundo más allá de este donde vamos después
de morir. Un mundo que no se ve. Y el hombre creó y crea sus súper hombres para
tratar de explicar este mundo. El mundo de Sócrates.
-¿El mundo de Sócrates?
-Sí. El mundo de Sócrates. El mundo que más sentido tiene. Lo que
quería decir en realidad Sócrates era que la humanidad es imperfecta. En la
historia, las sombras en la pared se distorsionaban. A veces eran mas largas
unas que otras. A veces era un fuego el que proyectaba las sombras y al moverse
este, las sombras se deformaban. Eran reflejos imperfectos. Sin embargo
guardaban relación con las figuras originales. Y esto es muy importante porque
nos dice...
-¡Que seguían un orden!
-Exacto. Ese es el mundo que vemos nosotros. Sin embargo en la
historia los hombres eran imperfectos. Más que las sombras, porque las sombras,
eran sombras del mundo real. El hombre no puede ser una sombra porque las
sombras no van al mundo real. Se quedan como sombras. Recuerde que en la
historia, el mundo afuera de la cueva, SI es el mundo real. Un mundo
ordenado que proyecta sombras también ordenadas, claro que un poco menos
ordenadas que las figuras reales pero ordenadas al fin.
-Aha. La voy siguiendo. Entiendo todo lo que me dice. Pero me sigue
pareciendo la misma historia solo que con algunos detalles cambiados.
-Todavía no termine.
-Lo siento. Tiene razón. Continúe.
-A ver. Piense en la historia.
-Pienso. Pienso en los hombres imperfectos, en las sombras que siguen
un orden, en el mundo de afuera, un mundo ordenado, en el sol, en la luz que
hace doler los ojos... algo no encaja.
-Creo que lo tiene.
-Pero... no, parece ridículo.
-¡Claro que no! ¡No los es! Tiene un orden ¿no?
-Si pero... ¿y si solo hay caos? ¿Y si solo creemos ver un orden
porque somos imperfectos y eso es todo lo que es... Ya me siento como uno de
los de adentro de la cueva. Uno de los no reales. Uno de los que no encajan. No
encajan porque ¿cómo pueden existir hombres que viven encadenados dentro de una
cueva, que creen en sombras y nada mas? No encajan en una historia que habla
del orden. En ese mundo no pueden existir esos hombres. En otro mundo pero no
en ese.
-La humanidad no encaja en este mundo. En un mundo regido por el orden
no puede existir imperfección. Por lo tanto, este mundo es una sombra del mundo
real. Solo creemos que es real, pero somos imperfectos. Y es todo lo que
conocemos. Recuérdelo. El hombre no encaja en este mundo. Y ESO NO ES UNA
TEORIA.
-¿Y si el mundo de afuera de la caverna hubiera sido ESTE
mundo. Y si en realidad lo que Sócrates quería decir es que todo puede ser real
o falso. Que nadie puede decir que es real. Y si nada es real. Y si solo hay
sombras que proyectan sombras que proyectan la sombra de su sombra y eso es
todo lo que hay. Un circulo de sombras?
-Bueno. Ya, ya... No era mi intención crearle una crisis existencial.
-¿Y cual era?
-Lo que quería era decir que usted no odia a la humanidad. Usted odia
la imperfección de la humanidad. Es un socrático. No se perdona ser imperfecto
ni que los demás lo sean. Usted ama a humanidad pero odia su imperfección.
De alguna forma lo sabía desde siempre. Ella tenía una respuesta. Pero
¿era la respuesta? No. Claro que no. Apenas era una explicación de lo que
sentía pero no me ayudaba en nada saberlo. Me sentía quizás incluso mas vacío
que antes e hablar con ella.
“Sos un estúpido” Dijo.
Le mire con odio
-¿Qué?
-¿No te das cuenta de lo simple que es todo?
-¿Lo es? (¿Lo era?)
-Sí. Siempre lo será.
-Bueno. Ya me doy cuenta. ¿Sigo siendo estúpido?
-No es tampoco darse cuenta. Otra vez... la palabra darse cuenta
parece una mala palabra si nos ponemos a pensar en su verdadero significado.
Darse cuenta no es solamente entender algo. Usted tiene que comprenderlo y
asimilarlo. Es como creer en ello. Darse cuenta no es solamente darse cuenta.
Es saber que algo es cierto. Es sentirlo cierto. Uno no puede darse cuenta de
una teoría.
-Entonces no importa la teoría. No importa si es cierta o no.
-Casi.
-Es cierta y no es cierta. Es las dos cosas y ninguna. Si este mundo
fuera falso, irreal, y el hombre imperfecto, podemos suponer... decir, que
cualquier teoría que pueda formular el hombre es imperfecta. Nunca vemos los
objetos afuera de la cueva. Solo sus sombras. Lo demás lo suponemos.
-Entonces la teoría se refuta a si misma.
-Así es. Puede ser...
-Somos imperfectos. No podemos estar seguros de nada.
-Bueno... no sé si de nada.
Cuando el sol se ponía en el mar, todos los pasajeros, en cubierta y
dentro del barco, miraron hacia el oeste.
El
acontecimiento dejo sin palabras a sus espectadores. ¿Qué era lo que veían? Se
preguntaban sin darse cuenta. ¿Una bola de fuego gigante? ¿Una estrella? ¿El
antiguo dios sol. Ya era del color de la sangre pero, eso era lo que ellos
veían. Todos saben que el sol no cambia de color. Es solo un efecto óptico. No
es real. ¿No lo es? ¿No lo era? Claro que sí. Estaba ahí. Si ellos lo veían,
era porque existía. Si estaba ahí es porque era real.
-¿Ves el sol?- Dijo ella
-Obvio
-El sol es de color rojo. El cielo color rubí y las nubes
color púrpura. ¿Lo ves?
-Sí. Lo veo. ¡Lo veo todo!... Y es hermoso, pero me vas a
decir que no es real. Que el sol no cambia de color, ni las nubes, y que el
cielo no existe en realidad, solo es un espectro de la luz atrapado en la
atmósfera.
Y me miro sonriendo como si se alegrara por algo.
-No lo iba a hacer. ¿Acaso no te parece real?
-Solo parece
-¿Solo parece? ¡¿Acaso no esta ahí?! ¿No lo ves? Que sea una
sombra, un reflejo de algo mas, no hace que deje de ser real. Todavía no
entendiste el verdadero significado de la historia. Sin duda Sócrates no nos
dice que el mundo es irreal. Nos dice que este es solamente uno de los mundos
irreales. O por decirlo mejor que ningún mundo es irreal sino una parte de la
realidad. Una fracción. Obvio que no vemos toda la realidad pero eso no quita
que lo que veamos sea irreal.
¿Cuánto conocemos del mundo? Todos sabemos que los átomos
existen aunque no los vemos. Nadie desconfía de la veracidad del aire así como
de sus grandes científicos. Grandes filósofos de la naturaleza. Todos sabemos
que existe un mundo más allá del mundo. Pero ¿eso quita acaso que este mundo
deje de ser real? ¿Acaso las sombras en la pared eran irreales? Esa es la
ultima enseñanza de la historia. Ningún mundo es irreal. Conocer los fenómenos
que producen que el cielo se vista con esos colores, no hace que dejemos de
verlos. La forma en que vemos el mundo es real para nosotros. Si viéramos el
sol con sus verdaderos colores (¿cuales son?), nos estaríamos perdiendo de
verlo como lo vemos ahora. ¿Acaso lo veríamos más real? ¿Y si lo viéramos de
otro forma no diríamos acaso que lo vemos de forma irreal porque debería verse
rojo como lo vemos nosotros? La única forma de poder ver el mundo “real” seria
ver todo, absolutamente todo, al mismo tiempo. Gran carga para un ser
imperfecto...
Entonces comprendí.
Y me sonrió. Y un momento después yo también le sonreí.
Ya era de noche y el barco estaba llegando al puerto de una
pequeña ciudad.
-Yo me bajo aquí dijo. Que extraño... soy la única.
-Es cierto.
-Seguro pensas que no soy real... jaja.
-Jaja. Tal vez yo no sea real, y este barco tampoco.
-Cierto. Mmmm. Supongo que nunca vamos a saberlo. Tal vez
ninguno de los dos seamos reales.
-Tal vez... Que
extraño
-¿Qué?
-Que aunque nada sea del todo real yo me siento mas vivo que
nunca.
-Me alegro. Entonces mi misión esta cumplida.
No sé si hablaba en serio. Realmente no creo que haya tenido
una misión. No como una asignación. Es probable que todos tengamos alguna
misión que realizar. Algo que solo podemos hacer nosotros. O tal vez creemos
tenerla. Sin embargo, a veces uno siente que es así... y con eso basta. Seguro
que ella lo sentía.
Nos despedimos. Y eso fue todo. ¿Si la volví a ver? Seguro
que si pero ya no era ella.
El barco siguió su rumbo por el mar oscuro. Las estrellas
iluminaban el cielo y todo me parecía más real que nunca. Ya no tenia sentido
seguir odiando me dije. Entonces sentí algo. Sentí que las estrellas eran
sombras, que el mar era una sombra así como el barco y todo lo que existe. Pero
sentí algo más. Algo que me hizo pensar. Sentí que yo también era una sombra.
Que en realidad alguien me imaginaba y me creaba con su imaginación. ¿Una
sombra de alguien real? ¿Y que es una sombra sino algo real? Y tal vez yo no
era el imaginado. Tal vez al soñar un creador, yo mismo lo creaba a el. Y él
creía ser real. ¿Y quien soy yo? ¿El personaje de una historia? ¿El escritor de
la historia? ¿Acaso puede ser que solo lo haya usado para crearme? ¿Qué el
escribe pero soy yo el que dicta? ¿Acaso te parezco irreal? ¿Te parezco más
irreal que el color del sol? ¿No me diste vida al leerme? ¿No me haces real en
tu imaginación y no fue él quien me dio vida al escribir? Y tal vez no puede
terminar la historia. No quiero que termine. Porque si termina no se a donde
voy a ir. Mi vida es un círculo. Nazco cuando me leen, vivo siempre la misma
vida y después... pero tal vez no sea siempre la misma vida. Tal vez dependa de
quien me lea. De cómo me imagine y lo que entienda al leerme. Pero siempre pasa
lo mismo. No quiero irme. Quiero seguir acá aunque se que no puedo. Pero creo
que a pesar de que mi historia sea olvidada, no dejara de existir. Creo que
siempre existió incluso antes de ser creada. Porque nada aparece ni desaparece.
Como los sentimientos. Siempre estuvo.
Entonces lo dejo terminar...