jueves, 18 de diciembre de 2014
Chomaso por Manuel
No, y no. La poesía fría fría.
Como el metal, como la porcelana, como lo frío
de un chico muerto de frío.
Poesía con hambre y sin saltos, poesía para doñas
y para funcionarios.
Poesía para leer en el diario, nada de poemas
para llorar a solas en el baño.
Poemas de cemento, de cal, de farmacia.
Poemas con esclerosis con alzhéimer,
con enfermedades de gente con plata.
Esa, esa es La Poesía.
Poesía abstracta poesía.
Poetas auto-entendidos, chistes internos de cafetería
de espumantes, nombres italianos,
poetas que nunca jugaron en el patio.
No, y no, la poesía nunca más
debe de decir las cosas en serio:
a partir de hoy el poeta no hará el amor;
fornicara.
El poeta se prohíbe rayar paredes, hacer pancartas;
publicara.
No se emborrachará, fumará y llorará;
seco el poeta murió de muerte aguda,
murió de gente que no leyó,
murió de coma,
de punto
y de bis.
Por ultimo, por ultisimo, lo menos importante
pero lo más obvio: no solo el poema no tendrá
amor, sexo, vida, bilis, tiempo y espacio, madera,
estratosferas, cipreses y siempreverdes,
no solo la poesía será ajena a todo lo bello
sino que se dirá y se repetirá
que no tendrá ideología ni filosofía.
No será poema más que de congreso,
no será canción y menos será protesta;
eso no gusta a los rigores del esclavo ni a la ducha del esclavizador;
no existirán crayones ni medias tintas
ni tintas enteras ni un respaldo para sentir.
Ya no, no hace falta que te diga
el poeta morirá la vida.
No se tracen mas lineas en la tierra,
no se hable de explotación, de miseria,
de un corazón una vez roto, dos veces roto,
mil veces roto, tantas veces roto
con doble pronunciación de la erre:
roto por roto
y roto por revancha (revolucionaria y resonada).
Al fin y al cabo poemas que ninguno de nosotros
por suerte, por ser fantasmas
o por a veces, solo contadas veces, soñamos,
leerá.
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Allí al final por Lukas
Éramos...
dioses
errantes
dioses
humanos
saltando
al vacío
Éramos…
el
delirio de un cuerdo
la
esquizofrenia burguesa
la
lucidez de los locos
NUESTRO
UNIVERSO
eramos
dioses errantes
dioses
humanos
saltando
al vacío
Probamos...
el
vino olvidado
el
elixir imposible
miradas
cómplices
palabras
mudas
ojos
rendidos
Entendimos...
El
delirio de los cuerdos
la
esquizofrenia de los burgueses
la
lucidez de los locos
Leímos...
la
lógica de lo ilógico
los
dibujos de las estrellas
el
abecedario de los miserables
UN
UNIVERSO INTIMO INFINITO
Pero también
éramos...
Prófugos
de un destierro anónimo
la
mierda hundida en el lodo
la
memoria de un pueblo ciego
Sufrimos...
La
violencia de una pistola clandestina
la
estupidez de un puño cerrado
la
sangre escapándose de las venas
Nos
perdimos...
En
nuestros odios
en
la bajeza de quien olvida la dignidad
en
la ira de quien ya no tiene excusas
de
quien es un cobarde
FUIMOS
UN UNIVERSO NUEVO ETERNO
Éramos
tantas cosas
Ahora,
después de la tormenta
NO
SOMOS NADA
lunes, 24 de noviembre de 2014
Las ganas de gritarlo por Leo
Existen voces apagadas y tibias, voces que susurran y no se escuchan, por culpa de tener las cuerdas flojas o, peor, porque nunca fueron escuchadas. Son las voces que murmuran historias de lucha y resistencia, de amores y desamores, de resignaciones. Quieren contar miradas, abrazos y encuentros. Tienen hambre de oídos, sed de altoparlantes. Quieren ser publicadas acá y allá, a lo largo y a lo ancho. No saben como, nunca lo supieron.
Gritale a los hijos de puta de siempre
Comentan por lo bajo que estabas hermosa, ¡Solo si te animaras a gritarlo!
Gritale cuánto la querés abrazar
No tengas miedo, si vos naciste gritando ¿o no?
Gritale fuerte, con la boca abierta, que lo necesitás…y cuanto
Gritale a la noche, a esa noche que querés que sea eterna
¡Que te escuchen! ¡Aturdílos!
Gritale a los judas, a los traidores, a los enmascarados
De frente, sin pelos en la lengua, ¡gritalo!
Gritale a tus miedos, a la muerte…¡Que se vayan…bien lejos!
Gritalo a lágrima viva, en medio del llanto
Comentan por lo bajo que estabas hermosa, ¡Solo si te animaras a gritarlo!
Gritale cuánto la querés abrazar
No tengas miedo, si vos naciste gritando ¿o no?
Gritale fuerte, con la boca abierta, que lo necesitás…y cuanto
Gritale a la noche, a esa noche que querés que sea eterna
¡Que te escuchen! ¡Aturdílos!
Gritale a los judas, a los traidores, a los enmascarados
De frente, sin pelos en la lengua, ¡gritalo!
Gritale a tus miedos, a la muerte…¡Que se vayan…bien lejos!
Gritalo a lágrima viva, en medio del llanto
No creo que te arrepientas.
lunes, 17 de noviembre de 2014
El desierto Según Maxi
Jadeando, sumido en la deshidratación, las últimas gotas de sudor recorrían su frente ruborizada por el abrasivo calor. En sus pupilas la desesperación se hacia notar, aunque su cerebro certero, lógico y cuerdo ya sabía que no lo lograría, que se hundiría, que moriría y que en pocas horas no sería mas que comida para buitres. Cada paso que daba era agonía, eran siglos de reflexiones, era certeza de que moriría, eran arrepentimientos, eran llantos y gritos.
Su cuerpo había guardado agua para sus lágrimas cargadas de odio y miedo, de locura, de delirio y de sensatez. Sus pies envueltos en llamas se hundían en las dunas impasibles y cambiantes.
Mientras avanzaba, solo veía la inmensa y omnipotente blancura desértica.
¿Seria ese su fin?, en un desierto, sin nadie a su lado que lo contenga, con su alma cargada de inmensa soledad y tristeza….
¿Se merecía alguien eso?
Sin pensarlo un segundo más cayó, decidió caer, decidió aceptarlo, decidió embeberse en su destino. Mientras caía, se daba cuenta de que no sobreviviría, esa pequeña y delgada línea de esperanza se esfumo, se desintegró y evaporó…… echó a reír como nunca antes en su vida. Las horas pasaban y su cuerpo creaba ilusiones, secretaba toda clase de hormonas con el fin de acabar con el dolor, la tristeza y el miedo.
Cayó, empapado en arena se rindió, ya solo alucinaba y esperaba, tenía todo el tiempo del mundo y del universo. en el tiempo que tenía pensó y pensó, sintió, lloró y río, y se comenzó a sentir bien, contento, feliz, satisfecho, inclusive se podía decir que se sentía realizado.
Mientras esas horas empapadas en cavilaciones pasaban se dio cuenta que no estaba solo. El porque de su situación nunca se lo cuestionó, él solo existía en ese momento y disfrutaba de estar acompañado de todas las cosas hermosas del universo. Con una sonrisa en la cara, lagrimas en sus ojos, relajación en sus músculos, iluminación en su alma, su cuerpo lenta y paulatinamente comenzó a apagarse, a sumirse en la realidad que hoy le tocaba. Sus parpados se relajaron, su ritmo cardíaco disminuyó y ya no había nada más que el y la nada., la incógnita, la duda. Y de un momento a otro, sin darse cuenta ya no estaba, solo era un recuerdo de alguien que querría recordarlo. Y se fue, realizado, contento, contenido por todo eso que no era él. Ahora sería lágrimas de otros, recuerdos de aquellos que lo quisieran recordar, o tal vez no. Tal vez nadie lo recordaría, lo más probable es que simplemente se perdiera de una vez y por todas en esa nada, diluyéndose en el zumbido del viento pasando entre las copas de los arboles, en el susurro de la oscuridad por la noche, en el rocío que inunda los pulmones de hierba fresca en las frías mañanas. En nada y todo a la vez.
Su cuerpo había guardado agua para sus lágrimas cargadas de odio y miedo, de locura, de delirio y de sensatez. Sus pies envueltos en llamas se hundían en las dunas impasibles y cambiantes.
Mientras avanzaba, solo veía la inmensa y omnipotente blancura desértica.
¿Seria ese su fin?, en un desierto, sin nadie a su lado que lo contenga, con su alma cargada de inmensa soledad y tristeza….
¿Se merecía alguien eso?
Sin pensarlo un segundo más cayó, decidió caer, decidió aceptarlo, decidió embeberse en su destino. Mientras caía, se daba cuenta de que no sobreviviría, esa pequeña y delgada línea de esperanza se esfumo, se desintegró y evaporó…… echó a reír como nunca antes en su vida. Las horas pasaban y su cuerpo creaba ilusiones, secretaba toda clase de hormonas con el fin de acabar con el dolor, la tristeza y el miedo.
Cayó, empapado en arena se rindió, ya solo alucinaba y esperaba, tenía todo el tiempo del mundo y del universo. en el tiempo que tenía pensó y pensó, sintió, lloró y río, y se comenzó a sentir bien, contento, feliz, satisfecho, inclusive se podía decir que se sentía realizado.
Mientras esas horas empapadas en cavilaciones pasaban se dio cuenta que no estaba solo. El porque de su situación nunca se lo cuestionó, él solo existía en ese momento y disfrutaba de estar acompañado de todas las cosas hermosas del universo. Con una sonrisa en la cara, lagrimas en sus ojos, relajación en sus músculos, iluminación en su alma, su cuerpo lenta y paulatinamente comenzó a apagarse, a sumirse en la realidad que hoy le tocaba. Sus parpados se relajaron, su ritmo cardíaco disminuyó y ya no había nada más que el y la nada., la incógnita, la duda. Y de un momento a otro, sin darse cuenta ya no estaba, solo era un recuerdo de alguien que querría recordarlo. Y se fue, realizado, contento, contenido por todo eso que no era él. Ahora sería lágrimas de otros, recuerdos de aquellos que lo quisieran recordar, o tal vez no. Tal vez nadie lo recordaría, lo más probable es que simplemente se perdiera de una vez y por todas en esa nada, diluyéndose en el zumbido del viento pasando entre las copas de los arboles, en el susurro de la oscuridad por la noche, en el rocío que inunda los pulmones de hierba fresca en las frías mañanas. En nada y todo a la vez.
Sea humilde y no se confunda, la humanidad también es prescindible.
Maximiliano banfi
domingo, 9 de noviembre de 2014
"De este mundo" por Victoria
Y como dijo Manuel, que lo hacía por presión, la verdad es que no he sido ajena a la misma "invitación". Así que, acá les comparto algún que otro desahogo, diario íntimo, momento serio, solitario, y también masivo.
Un momento... o varios, quizás sean en serio, quizás algo tengan de invento. Pero es para que lean, y de paso, me presento: Victoria Siloff.
Va sin foto.
Va sin foto.
De este mundo.
No era nada de otro mundo. Suponía.
Tenía miedo, estaba lastimada. Quizás hasta desviada. Sin destinos.
Dudando, hasta de mis parpadeos.
Suponía que realmente tu cariño, a modo de oferta enigmática. No era nada de otro mundo.
Te corrí de mis pensamientos.
Te borraba de mis apuntes.
No quería seguir en ese juego.
Ya estaba cansada de perder.
Amanecí, y te había soñado.
Amanecí con algo extraño en el pecho, en los brazos, y en los ojos.
Tenía la mirada triste. Ojeras azules.
Y los dedos helados.
Amanecí con una sonrisa dibujada en el espejo.
Deje pasar las horas. No era nada de otro mundo, me decía.
Tratando de convencerme. Tratando de decirme, que no era eso. Sino otra cosa.
Me ocupé de llenar el día, el sol, el viento.
Y traté de no dejarte ni un mínimo espacio ni entre mis labios que enmudecidos te llamaban.
Ni entre mis recuerdos más débiles y borrosos.
No quise encender ese sentir de la esperanza.
No quería sentir de nuevo esa desilusión empeñada en arrebatarme la poesía.
Y tuve que admitirlo al llegar la noche.
Cuando esperaba algo de vos.
Y nada había.
Tuve que admitir, que estaba esperándote.
Que nuevamente, algo crece.
Interés, intriga, curiosidad, cariño.
Tanto, en fin, quizás poco.
No es nada de otro mundo, supongo.
Pero de rompe y raje, quiero uno, o dos, o tres de tus abrazos.
Así, sin planearlo, ni poder evitarlo. Estaba recordando tus ojos.
Tu voz, tu risa.
Tu tos, tus manos.
Las poesías que salían de tus heridas.
Y así, como siempre me pasa, dieron ganas de decirlo.
Así, escondida en palabras, así. Confundida.
Dieron ganas de verte. De tenerte. De mirarte.
Porque estoy segura, de que mis faltas están en tus pasos.
De que mis aciertos, ves claros.
De que tus sentidos son certeros, de que no sos de ahorrar amor, ni desengaños.
De que sos de esos que aman. Sin más que amor, sin miedos ni complejos.
De que sos de esos que no lastiman, ni huyen.
De que sos de esos que cubren el frío con besos. Y abrazan los miedos con risas.
Y mirá che, si hay causalidades en la vida. Que yo vengo helada, malherida, y con un temor horrible a la vida.
Así que acá te espero. Escribiéndote unas cuantas razones, unas cuantas locuras.
Pa dejar de estirar las agujas.
Y de una vez, por todas, o algunas.
Amemos.
Porque después de todo. Y antes que nada, es pa lo que vinimos.
Porque el amor, no es de otro mundo.
Está acá, entre nosotros.
Tenía miedo, estaba lastimada. Quizás hasta desviada. Sin destinos.
Dudando, hasta de mis parpadeos.
Suponía que realmente tu cariño, a modo de oferta enigmática. No era nada de otro mundo.
Te corrí de mis pensamientos.
Te borraba de mis apuntes.
No quería seguir en ese juego.
Ya estaba cansada de perder.
Amanecí, y te había soñado.
Amanecí con algo extraño en el pecho, en los brazos, y en los ojos.
Tenía la mirada triste. Ojeras azules.
Y los dedos helados.
Amanecí con una sonrisa dibujada en el espejo.
Deje pasar las horas. No era nada de otro mundo, me decía.
Tratando de convencerme. Tratando de decirme, que no era eso. Sino otra cosa.
Me ocupé de llenar el día, el sol, el viento.
Y traté de no dejarte ni un mínimo espacio ni entre mis labios que enmudecidos te llamaban.
Ni entre mis recuerdos más débiles y borrosos.
No quise encender ese sentir de la esperanza.
No quería sentir de nuevo esa desilusión empeñada en arrebatarme la poesía.
Y tuve que admitirlo al llegar la noche.
Cuando esperaba algo de vos.
Y nada había.
Tuve que admitir, que estaba esperándote.
Que nuevamente, algo crece.
Interés, intriga, curiosidad, cariño.
Tanto, en fin, quizás poco.
No es nada de otro mundo, supongo.
Pero de rompe y raje, quiero uno, o dos, o tres de tus abrazos.
Así, sin planearlo, ni poder evitarlo. Estaba recordando tus ojos.
Tu voz, tu risa.
Tu tos, tus manos.
Las poesías que salían de tus heridas.
Y así, como siempre me pasa, dieron ganas de decirlo.
Así, escondida en palabras, así. Confundida.
Dieron ganas de verte. De tenerte. De mirarte.
Porque estoy segura, de que mis faltas están en tus pasos.
De que mis aciertos, ves claros.
De que tus sentidos son certeros, de que no sos de ahorrar amor, ni desengaños.
De que sos de esos que aman. Sin más que amor, sin miedos ni complejos.
De que sos de esos que no lastiman, ni huyen.
De que sos de esos que cubren el frío con besos. Y abrazan los miedos con risas.
Y mirá che, si hay causalidades en la vida. Que yo vengo helada, malherida, y con un temor horrible a la vida.
Así que acá te espero. Escribiéndote unas cuantas razones, unas cuantas locuras.
Pa dejar de estirar las agujas.
Y de una vez, por todas, o algunas.
Amemos.
Porque después de todo. Y antes que nada, es pa lo que vinimos.
Porque el amor, no es de otro mundo.
Está acá, entre nosotros.
lunes, 3 de noviembre de 2014
"El problema siempre fue la idea de la reencarnación" por Manuel
Esta semana, en este espacio que sueña ser un espacio colectivo, escribe el cumpa Manuel Lunari. El loco tiene un blog y todo se llama http://poenuncasonrio.blogspot.com.ar/.
Manuel habla de Manuel : Hago esto solo porque siento mucha presion de un tal Lukas. No me considero muchas cosas, pero si soy unas pocas. Soy estudiante de sociologia; intento ser socialista y feminista; disfruto escribir o hacer el intento...
quiero publicar esto, que se llama "El problema siempre fue la idea de la reencarnación":
Quisiera cambiar el mundo
y me vengo a enterar
que el mundo puede entrar
nada mas
que en tres palabras.
y me vengo a enterar
que el mundo puede entrar
nada mas
que en tres palabras.
La incredulidad
me mira desde tus ojos
me mira desde tus ojos
Nuestras manos se pierden
en fronteras de papel,
lineas rojas, inútiles, piensan hacer un pase
del banquillo imaginario
a las condiciones naturales,
y vos te negas,
mientras cruzan y juegan la diversión auto-onanista
de conocerse.
en fronteras de papel,
lineas rojas, inútiles, piensan hacer un pase
del banquillo imaginario
a las condiciones naturales,
y vos te negas,
mientras cruzan y juegan la diversión auto-onanista
de conocerse.
Veo la calle, afuera se prenden
televisores como si fueran fogatas
y nos asaltan docecuoteros;
Ivos Cutzaridas en cada esquina
matan un libro de historia;
televisores como si fueran fogatas
y nos asaltan docecuoteros;
Ivos Cutzaridas en cada esquina
matan un libro de historia;
Es como un loop terriblemente monstruoso
de la condición humana,
y no hay pretención del protagonista
entrando a escena
matando a los malos
rompiendo el libreto.
de la condición humana,
y no hay pretención del protagonista
entrando a escena
matando a los malos
rompiendo el libreto.
Demonos el refugio
de nosotros.
de nosotros.
Estoy usando un camino
alterno,
estoy sacando cromo
de mi mente,
voy a cambiar el mundo
desde el balcón de tu clavicula.
alterno,
estoy sacando cromo
de mi mente,
voy a cambiar el mundo
desde el balcón de tu clavicula.
lunes, 8 de septiembre de 2014
Ellos, Nosotros (corregido)
América Latina es esa mujer mulata, pobre, en Estados Unidos que escribe
poemas en inglés y se esconde en
Arizona. Se trata de hombres que cruzan la frontera en busca de comida para sus
hijos. No saben si va a volver pero desean volver. Sueñan libertad mientras se
esconden de las balas.
Es saber que “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el
coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas
de barro y caña brava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que
se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos
prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre,
y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo"…
Estudiantes Puerto Riqueños reclaman la emancipación de su país. Cerca, centro americanos insomnes sobre el tren de la muerte, sueñan con llegar
al norte. Pensamos en mujeres bajitas que esperan el subte, un martes a la
medianoche en Buenos Aires.
El continente más desigual del mundo...
Homosexuales, torturados, asesinados,
en Perú. Vemos mujeres divorciadas en Chile que luchan por llegar a fin de
mes. Campesinos de la coca en Bolivia
aprenden a leer. Macondo después de la lluvia.
El grito mudo retumba en la duda de una idea llamada Aviayala...
Incontables Exiliados Uruguayos sentados en diferentes bares de España,
piensan en sus compañeros torturados. Pibes de Villa La Francia terminan el
secundario. Estudiante en México del 68. Paramilitares asesinan en Paraguay en
nombre de la soja.
Es saber que Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas,
resistiendo, explotando, diciendo "¡Ya basta!". Todas las minorías a
la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los
intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los
eternos fragmentados, nosotros. Todo lo que incomoda al poder y a las buenas
conciencias, eso es Marcos."...
Meretrices reclaman no ser golpeadas por trabajar. Los traficantes venden
drogas a los gringos. Un sacerdote Guatemalteco reza por los muertos de
siempre. Estudiantes del Cordobazo luchan contra molinos de viento. Dominicanos
fusilados por el General Trujillo.
80 000 niños, niñas centroamericanos cruzan el desierto...
Veteranos sentados frente a las tumbas de sus compañeros, en una isla que
nunca dejo de ser su isla. Una mujer golpeada denuncia su dolor en cualquier
pueblo de cualquier región olvidada mientras soldados de la revolución Cubana
cargan su fusil. Ciudad Juárez (Santa Teresa) cubierta de maquiladoras, de
mujeres muertas. Una guerrilla en plena década de los 90 en Chiapas.
Un lustrabotas en La Paz cubre su rostro, reza a la virgen de Copacabana...
Brian llora por primera vez. Malena siete veces madre, siete vidas, siete
almas. Raquel acompañada por el silencio de quien maldice a quien amaba, a
quien ha muerto. Nahuel guerrero Mapuche desterrado de su historia, de su
comunidad perseguido por la soja. Maras, encerrados en la oscuridad. No
recuerdan el sol, las distancias. No recuerdan su humanidad, su
espiritualidad. Nosotros solo somos muertos vivos.
Nosotros lloramos solos, ellos rezan en la montaña, ellos oyen cuchilladas
en sus corazones...
Alguien frente a una tumba desconocida, desaparecida. Un camionero habla
con el Gauchito Gil ruega llegar a casa, tiene miedo. Gilda cubierta de rosas
en un mural anónimo de un caserío anónimo. Un pibe con gorra en las vías del
tren abandonado reza a San la muerte, ofrece cigarrillos, whisky, una rosa,
pide respirar, escapar de la mierda; tiene miedo.
200 000 invisibles asesinados en Guatemala...
El profeta ateo, sin rebaño, camina por Caracas. Un Curaca frente al
Palacio del Quemado. Un negro en Jamaica escapa de la policía. Una mujer en la
favela lucha por agua potable. Un imperio silencioso al norte del sur llamado
Machupichu.
Un viejo Líder dice: la culpa es mía...
Una persona con una máscara que es todas las personas, una identidad que es
todas las identidades, un invisible que es todos los invisibles. Una mujer
cualquiera enciende velas a la Virgen de la Guadalupe. Un anciano mastica
tabaco. Un niño siembra café.
Narco guerrillas en Colombia...
Una pareja asesinada en El Salvador. Un tren descarrilado en México, en
Cuba. Ecuatoriano en España sueñan su patria. Desterrados, campesinos del
Movimiento Sin Tierra en Brasil. Mayas hablan inglés en Belice. Carreros
arrastran la basura de los suburbios.
Negros de pies descalzos hablan francés en Haití...
Camilo Torres conoce a Dios en Colombia. Estudiantes Chilenos reclaman la reforma
universitaria que nunca llegó. Un vagabundo duerme en la Guyana, un vaga mundo
perdido en la Guayana Francesa, un linyera “Desperado” en Surinam.
Amores, venganzas, caricias
fantasmas...
Gringos fumando en Sint Marten, Antigua y Barbuda, St Kitts y Novs.
Ingleses ebrios en Dominica. Sta Lucia, St Vte y las Granadinas. Desconocidos
contemplan el mar Caribe en Barbados, Granada, Trinidad y Tobago. Una playa
privada en Aruba, Bahamas.
30 000 desaparecidos en el sur del continente gritan nunca más...
Es América para los Americanos, doctrina Monroe, es tierras destruidas,
pestes amarillas en Panamá. Golpe de Estado en Honduras. Nicaragua encerrada en
su laberinto. Una mujer coya en el centro de alguna ciudad periférica vende películas
piratas.
Es leer “puedo escribir los versos más tristes esta noche”...
Costa Rica expulsa a los ingleses, humilla a los italianos, intimida a los
Holandeses, hace perder millones a la FIFA. Es soñar la noche boca
arriba el gol a los ingleses, la mano de Dios.
Es oír el confesar de un cansado caudillo “He arado en el mar y he sembrado
en el viento"...
Es una Biblia escrita en quechua, una capilla levantada sobre ruinas Mayas.
Es deambular por la autopista del sur hasta llegar a ranchos cubierto de gatos,
chapas, mujeres sonrientes. Obreros errantes, anónimos hablan aimara. Es un
indígena decir Ucamau mundaja, “el mundo es así” en
Tiahuanaco.
Es saber que “Siempre hemos vividos aquí: es justo que continuemos viviendo
donde nos place y donde queremos morir. Sólo aquí podemos resucitar; en otras
partes jamás volveríamos a encontrarnos completos y nuestro dolor sería
eterno”...
Ellos con sus ojos nos vigilan, nosotros con nuestras miradas nos
encontramos otra vez.
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