miércoles, 30 de marzo de 2016

Carta perdida de Martín Perea







Suaves como pétalos de rosa corren los rios de belleza sobre tu cuerpo, y yo me encuentro otra vez con las manos sobre tu pelo, aquel que alguna vez solia observar de lejos. Aspirando cada aroma de tu cercanía me fui perdiendo en tu palpitar rotundo, que comienza a ser parte de mi música. Cayendo sobre los peldaños de tu corazón que esta vez me acorrala sobre mis propios pensamientos. Deseos perdidos en la inamovible mirada de tus ojos, que suelen perderse en los mios como hojas de otoño. Resurgiendo de mi templanza al sentir tus labios conocer los mios, y perdiendo el control de mis pensamientos al tratar de liberarme. Movimientos lentos que pretenden bailar sobre el silencio de los besos. Un roce que quema pero no daña, y que se vuelve inadvertido con el transcurso del tiempo. Una ilusión que se vuelve real al sentir tus mejillas surcar mi cuello con cautela, y secarte las lágrimas con las manos más suaves del universo. Suspirar en tus oídos el temor más grande, aquel que suele llevar al hombre a la perdición, un suspiro que se desliza sobre el viento como una gota de lluvia, un suspiro débil que se vuelve inmenso en tu serenidad – Te Amo...

lunes, 28 de marzo de 2016

Aprender a tener gatos por Julia Mensa


"Aprender a tener gatos”, es justamente aprender a no tenerlos.
Actuamos así, agarramos, poseemos, no soltamos, vivimos con miedo a eso que se escapa y no sabemos cuando vuelve.
Cuántas veces le abrí la puerta a Margarita para que entre a la casa porque maullaba desde afuera. Y casi con arrogancia y esa maldita ansiedad que me acompaña gritarle:
- Dale Margui, entrá. ¡Dale! Margui, dale que está frio. ¡Daleeee!
Y ella, nada. En su tiempo y en su ritmo. Me mira, huele el piso, los bordes de la puerta. Quizás pasan unos minutos y recién decide entrar. Yo con enojo, agarrando la manija de la puerta, la veo. Indignada de verla tan libre, indignada por todo lo que me enseña cada vez. Lo ansiosa que soy.
Malditos y bellos gatos. Felinos. Felinos de la vida. Que pareciera que actuaran sin miedos. Que nos muestran que nuestros tiempos nunca son los ajenos.
Amo a los perros (Sí, aguante el Max y todos carajo) pero amamos ser amas, o amos. Que venga rápido, que este ahí cuando yo lo llamo. Fieeeeles. Sí, eso nos encanta. Saber que siempre van a estar. Que nunca se van. Y aunque digamos que es por la fidelidad que los perros son lo más, querramos o no, es una relación en la que poseemos. O por lo menos nos hacemos creer eso. Por miedo. Como casi todo lo que hacemos. Forras jaulas de pensamiento y miedo nos atan. A hacer de un modo, a esperar poco y a esperar lo mismo que yo haría del otro. A no ser libres.
Los gatos si son más libres y “tener un gato”, es permitirnos vivir viendo eso.
Que los vínculos no se poseen, se cuidan, se disfrutan en el tiempo de entrega mutua, se aman y sin amos ni amas. Dejando de pensar en “mi” gata o en “mi” perro. Comparto que cuando una tiene un gato, sabe que no lo está teniendo.
Y digo… ¿no? Esa relación que tenemos con los animales. ¿No la tenemos con nuestro “pares”? Con esos y esas que llamamos humano. Si al final somos eso. Aunque bien mentidos compañeros. Animales.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Cuarenta preguntas por Lukas




Te supera,  te recorre las venas de la memoria y respira la justicia que llega cuando ya es tarde. Te marea en la injusticia del que no come, no estudia o no trabaja. Te paraliza en la violencia sobre el “otro” cuando no reconocemos su humanidad o desconocemos su dolor.
¿Quién soy yo? ¿Quiénes somos nosotros que olvidamos nuestras particularidades y nos dejamos arrastrar por una “verdad” que nos totaliza? ¿Por qué pensamos la dignidad como una ideología? ¿Por qué acusamos de culpable al que nos incomoda con su miseria? ¿Por qué construimos nuestra identidad denunciando los defectos del “otro”?
Allí sentado el “extraño” nos atemoriza con su aire, con sus palabras. Vemos sus debilidades como penas que debe cumplir. Pero olvidamos que sus llantos son los que adentro nuestro, ya no escuchamos.
¿Quién es el que desaparece pero todavía vive? Allí está con su rostro y su hombro cargado de pasado. Se reproduce incontables veces sobre los pies descalzos de los que toman las calles, pese a que la totalidad los niegue y no aparezcan en los discursos de quienes difunden la “verdad”.
Ahí están los que desaparecen pero aparecen, en las voces de quienes no se callan frente a una idea impuesta, de quienes no naturalizan la miseria humana. Ellos se resignifican en la voz de los que ya no se soportan a sí mismos.
No se aguantan a sí mismos cuando comprenden que sus egos occidentales, blancos y patriarcales, los arrastran hacia individualidades expresadas en cárceles de miedo que los paralizan y los alejan de toda humanidad posible. Se trata del que ve, descubre al desconocido, al anónimo que desaparece y aparece mil veces en una exterioridad totalmente diferente a la mía. Ese que nunca comprendí, ajeno a mí, me salvará. Mi libertad será la libertad del otro.

Bajemos las armas, destruyamos las máscaras. Entendamos que si negamos nuestro pasado, desconocemos nuestro presente, la violencia explotará en nuestro rostro. Una obviedad que siempre olvidamos. Porque después de cuarenta preguntas, después de que nos perdamos otra vez, solo nos encontraremos en la voz del  “otro” que tantas veces hicimos desaparecer.

martes, 22 de marzo de 2016

Sabores (Lo que ves no existe) por Tottem Vizmutto






El sabor esta en la magia no podemos soportar el ego sigue desvistiéndote que juro que es un hada lo que ves no existe.. lo que ves.. lo que ves no existe El sabor esta en la magia no podemos soportar el ego sigue desvistiéndote que juro que es un hada lo que ves no existe.. lo que ves.. lo que ves no existe.












domingo, 20 de marzo de 2016

E.S por Brujito Hechizero





¿Qué hay en este momento? Eso que se esconde, misterioso, mítico. Que se oculta sólo para el entendimiento del que se compenetra… del que discierne con miramiento el ruido de la mente que le miente.
La mente tramposa que distorsiona La de los pecados La que se obsesiona La de los caminos errados La seducida por “ella”, la sombra…
Que me retiene, me agobia y no me permite ver, ni sentir qué es éste presente para mí.
¿Qué procedencia tendrá lo que se encuentra más allá? Lo que desde mi corazón penetra Lo que nos está sosteniendo e irónicamente, para todos, siniestra…
Te siento, pero todavía no puedo verte. Espero por ti mientras me busco a mí. Velando Paciente Despierto hasta que llegues. Hasta que me abraces… Para siempre.

viernes, 18 de marzo de 2016

Feliz cumpleaños a mí por Melina Canesini









Aparece en mi recuerdo la foto que en mi cumpleaños 25 lleve conmigo a San Marcos, ese cumpleaños lo recuerdo bien, porque con mochila a cuestas me fui, me fui sola porque sentía que ese día era mío y de nadie más, la foto en cuestión era una de mi papa y yo soplando la velita con un sombrerito en punta, es una foto vieja tanto como los años que hoy vengo a celebrar.
La foto la pegue en mi agenda de entonces y a lado escribí, “siento que comienzo a morir”, si, así de loca y hermosa es la vida que dos años después en ese mismo día me decían que tenía cáncer, un cáncer que venía creciendo en mi dos años, quizás fue brujería de luna llena de ese día en san marcos, - el poder de la mente, pensé- o la intuición que dicen por ahí que los nacidos en este signo parecemos portar. Por una cosa o por la otra hace ya tres años escribía que pensaba que estaba comenzando a morir, y aunque durante dos años parecí seguir los designios hoy me siento más viva que nunca.
Recuerdo una vez en uno de los tantos pasillos de hospital que vi a una mujer que lloraba , por la mala suerte de su enfermedad , ( que era la misma que la mía), y su miedo terrible de morir a sus 60 y largos, la abrace porque fue el único impulso que me salió y ella pareció recibir con cariño, recuerdo que le dije la entiendo porque yo siento lo mismo, me miro y me dijo pero si sos tan chiquita, y fue ahí cuando comprendí, hacía años que me sentía viejita, hoy escucho por todos lados , cumplís 28 estas grande, y me pregunto para qué?, me digo a mi misma que soy chiquita para haber tenido cáncer, y soy tan chiquita que aún conservo la foto de papa y yo en mi primer cumpleaños porque 27 años después es él, el que todavía me sigue alzando a pesar de las distancias.
En mi última visitas desafortunada al médico, le pedí a mi papa que me alzara porque yo no podía mantenerme en pie, y me dijo, vas a tener que ayudarme, y pensé en el círculo ese de la vida, y en lo que yo también voy a tener que sostener.
Cuando somos niños, cada año parece fundamental y hasta los pedagogos hacen tabla a cerca de lo que en esos primeros años debe suceder, aprendemos a caminar, a hablar, a comer, a ir al baño, cuando nos hacemos grandes parece que los años pasan rápido sin ton ni son, nos perdemos los detalles de los aprendizajes y solapados pasan sin que podamos muchas veces registrarlos. Yo tuve suerte, tengo la fortuna de haber aprendido de nuevo todas esas cosas en un solo año (por suerte me salte otros tantos), y hoy en mi nuevo cumpleaños puedo decir que mi deseo es estar atenta a todos mis aprendizajes y enorgullecerme de ellos por insignificantes que parezcan. Me celebro a mi recorriendo rutas, en el auto, a adentrarme en nuevos caminos para llegar a algún lugar (los que me conocen bien saben que cambiar el camino para llegar a algún lugar, suele perturbarme), me celebro volviendo a amar, equivocándome en trámites, haciendo planes.
Este día y algunos años de distancia a mis 25, los celebro con todos los que quiero, y los que no están pero que los celebro desde lo más adentro de mi corazón, lo celebro como se celebra la vida que no es poca cosa, que un año más de vieja es un año más de vida con todo lo que eso implica, sobreviví a mis 27 y estos 28 no son solo míos, lo es en primera medida pero también lo es en la medida que están los demás, tuve la dicha de estar acompañada por mi pequeña familia que aporto lo que cada uno sabe hacer mejor, a mis amigos que estuvieron de miles de formas, conteniéndome en abrazos, riéndose de mis chistes sobre la muerte, a los que me vieron siempre sonriente y no me preguntaron porque, sobreviví por las visitas de los sábados, sobreviví por la intervención de mis médicos, escribo sobrevivir y me rio de que es una palabra que suena a vivir el doble y parece cierto.
A mis 27 les debo mis ahora 28, le debo mi título y mi nuevo amor, pero por sobre todo le agradezco haberme devuelto la certeza de que siempre seremos chicos, que no hay tiempo para morir, pero tampoco para volver a nacer.
Feliz cumpleaños a mi, gracias por ser parte de mi loca y hermosa vida!!!

miércoles, 16 de marzo de 2016

Que lo parió por Martín Perea






“¿Y si caigo de la terraza?”
piensa el pobre vagabundo,
y le digo adiós al mundo?”
“¿Si el dolor se me pasa,
el suicidio es una opción,
El prefiere hacer otra cosa,
pero mucha más curiosa,
Tal vez no tenga casa ni china,
es su actual situación. y la soledad sea su acompañante,
Es el estado lo que le preocupa,

pero ya en el medio de la ruina, la considera una amante. su propio estado deambulante,
Se pregunta otra vez,
y que a pesar de exponerlo a lupa, Sigue igual de intrigante. “¿Y si me mato?” “Y termino de inmediato,
más teme jugar a la suerte.
con esta estupidez.” Pero se niega constantemente, pues le tiene miedo a la muerte, y aunque también le teme a la gente,
Luego de varias horas,
Finalmente decide volver adentro, guardar las botellas de vino, y esperar de nuevo el encuentro, con su incierto destino. de pasar frente a la caja,
Salió por la puerta palpando los bolsillos,
sale en busca de señoras, pero no sin su navaja. “La noche es turbia” le decía su sabia madre, “Y por una hermosa rubia, muchos se quedan sin padre.”
terminó endiablado,
encontró para su sorpresa que monedas no había, sólo un caramelo y un par de cigarrillos, serían su única distracción en ese apestoso día. Enojado consigo mismo, Y en el borde del abismo
y así como un soldado,
se sintió olvidado. Pero por mera casualidad, bajó la cabeza hacia el suelo, y vio satisfecha su necesidad pues billetes cayeron del cielo. Con mucho cuidado, se apoderó del dinero,
para comenzar su aventura,
salió en busca de un trasero. La búsqueda no duró mucho, pues para encontrar mujeres, el hombre era muy ducho. “Una pizca y todos tus placeres” Ya encontrada su hermosura, fue a buscar una morada,
para no perder la experiencia.
con su ahora nueva “amada”. Una vez en el lecho, la dama se desvistió, y directo hacia sus pechos, su mirada se desvió. El vagabundo perdió la cabeza, y con ella su consciencia, pero se armó de nobleza “Primero la plata”
e hizo todo lo que pudo..
dijo la hábil negociante, que no sólo por ser gata se muestra al vigilante. Una vez hecha la ganga, surgió en su garganta un nudo,
hasta que agarró a la changa,

lunes, 14 de marzo de 2016

El olvido y la memoria por Lukas








 Al despertarse no encuentra nada en su mente, pero sus ojos  descubren el paisaje negro donde se respira un perfume a naftalina; dibujos extraños se crean entre siluetas grises. Las paredes son altas y la luz no entra, su mirada comienza a adaptarse  a la oscuridad. Una sombra se convierte  en un rostro, un rostro en un anciano. Su barba es desprolija, su mirada infinita.

 ̶ Hola mi nombre es.

Le dice al anciano, pero su nombre no lo recuerda, sus ojos se cierran.

Sus  ojos se abren y siente convulsiones en el cuerpo mientras un leve temblor la sacude las piernas. Se descubre en un colectivo y por la ventana los  edificios de la ciudad corren sin moverse. Intenta saber su nombre pero  encuentra un cuerpo anónimo que se dirige  hacia ningún lugar, en un colectivo desconocido sentado sobre un asiento  extraño.

Sus ojos se cierran. El lugar era un suburbio de barrio que él conoce pero no recuerda, tampoco tiene memoria sobre los colores del lugar. Todo lo piensa en blanco y negro, se ve a sí mismo con un jean destrozado y unas zapatillas manchadas de lodo. La niebla lo rodea.

Sus ojos se abren, su cuerpo esta inmóvil y algo invisible lo ata. El anciano intenta escuchar su nombre pero él, él no responde solo quiere mover sus brazos. Cadenas de cristal lo atan  mientras la nada lo rodea.

̶ Sé cómo escapar.

Susurra el viejo, pero no lo escucha, esta muy cansado. Antes de cerrar sus ojos observa como millones de sombras se conviertan en multitudes atadas a las mismas cadenas que él. Nadie habla, el anciano vuelve a decir:

̶ No te duermas, mi nombre es.

Sus ojos se cierran. No sabe muy bien porque pero se detuvo en la séptima parada. Descendió en veredas protegidas por árboles que proyectan su sombra en el asfalto. No entiende porque solo recuerda el asfalto. Era una noche sin luz y vagaba errante por la ciudad que era tan real como su vida.

Sus ojos se abren, aquel lugar oscuro, blanco y negro se convirtió en avenidas que se cruzan infinitamente. Entre tantas sombras, entre tanto pasado inexistente, algo aparece, algo rodea sus pasos: el paisaje es ahora de colores sepia y la niebla es ahora lluvia mientras los sentidos volvieron a su cuerpo, pero sus  recuerdos no aparecen. Se revive sobre la avenida -el asfalto nunca lo olvida- y el grito de un niño despierta sus oídos.

̶ Sé cómo escapar ̶  grita el viejo apresurado  ̶ Mi nombre es ̶  vuelve a decir.

No lo entiende, no lo escucha. La fatiga lo destroza, sus ojos se cierran.
Sus ojos se abren para observar cómo aparece un auto naranja desde la oscuridad. Los edificios, los pocos colores que recuerda lo marean. Toda su atención se concentra en el auto, en el niño que grita, en la lluvia que fue cada vez más fuerte. El blanco y negro  era sepia, el  sepia se transformó en colores verdaderos. Las  gotas vuelven a mojarlo, sus ojos se cierran.

̶ Sé  cómo  escapar.

Escucha esa repetida y vacía frase, el  anciano vuelva a intentar decir su nombre, no lo escucha, ya no quiere escucharlo. No sabe dónde se  encuentra, no sabe de donde tiene que escapar, no sabe porque sufre tanto, no entiende porque sus manos están atadas. El silencio es cada vez más denso y las palabras no existen. Nada se mueve.

̶ ¿eso es la vida?    

No lo sabe. No entiende porque en ese lugar, donde  hay millones de personas, solo habla ese miserable viejo sin encanto, no entiende porque se escucha el caer de las lágrimas y  no su voz. No recuerda su rostro. Todo aquello que le dijeron sobre ese lugar es mentira, sus ojos se cierran.

El boulevard es  alumbrado por luces de neón amarrillas que colorean el asfalto. El diluvio es invisible  pero moja. El asfalto es resbaladizo, los frenos no funcionan, el niño llora, el auto se detuvo demasiado tarde, sus ojos se cierran.

Sus ojos se abren en esa nada  oscura. Agotado, cede lugar a la desesperación ahora respira desesperanza. Sus ojos se cierran y abren de manera continua, la avenida y ese lugar se mezclan en su mente. Los colores son ahora claros y la  noche cada vez más oscura. Las luces del auto estaban apagadas, un policía lo interrogó.

̶ Sé cómo escapar.

̶ El niño está muerto, yo lo atropellé, yo lo maté. Mi nombre es. Esto es una cárcel, es mi condena por haber matado.

Nota un reflejo en la oscuridad.

̶ Si es verdad ¿Por qué recuerdo un colectivo, porque recuerdo avenidas eternas? ¿Es acaso el pasado? Todo pierde sentido.

Intenta relajar su mente, Desea dormir pero continua alentando a su memoria, sus ojos se cierran. Sus ojos se abren para observar el boulevard  donde encuentra la vereda y al niño silenciado por el terror. Lo encontró callado pero vivo. El policía volvió a interrogarlo, sus ojos se cerraron.

Sobre el reflejo observa el rostro del anciano, le resulta conocido. Sus ojos se cierran.

El policía no hablaba con él que solo respondía al viento. Él no  comprendía sus respuestas, nadie lo escuchaba, nadie lo observaba. Sobre el asfalto, un cráneo sangra, un cuerpo que  conoce realiza sus últimos movimientos. Sus ojos se cerraron.
Sus ojos se abren y en el reflejo de un  charco se  encuentra  a sí mismo. Ya no es él, es un anciano con barba desprolija, que constantemente responde:

̶ Mi nombre es, sé cómo escapar.

 Sus ojos  se cierran, sus ojos se abren, sus ojos se cierran. Sus ojos se abren y  comprende  que el colectivo si existió, que los pasos por la avenida fueron reales. El niño se lastimó pero se salvó  y  cruzó de manera apresurada   la avenida. Sin mirar, sin tener cuidado. Unas  zapatillas arrugadas y jean destrozado lo empujaron a la vereda pero las zapatillas quedaron sobre el  asfalto. El cráneo sangró, el cuerpo dio sus últimos movimientos y él usaba aquellas zapatillas cubiertas de sangre y no lodo. El niño se salvó pero él, él. El que no recuerda no es su cuerpo, su vida, sino   su alma, su muerte,  que no comprende como llegó al purgatorio, a la eterna espera. La cárcel es el purgatorio, el purgatorio es la cárcel.

Descubrió que la memoria era peor que el infierno, que la espera de una condena es una condena misma. Que todos esos hombres intentan recordar su muerte, que su alma  anda atada desde tiempos infinitos  a aquella oscura penitencia. Ya es tarde, el sueño llega a su ser y la amnesia vuelve a existir, sus ojos se cierran.

Sus ojos se abren y el olvido quiere salvarlo aunque la memoria. Al despertarse no encuentra nada en su mente, pero sus ojos  descubren el paisaje negro donde se respira un perfume a naftalina.



martes, 8 de marzo de 2016

Feminidad por Nair Ehdad







Se podría hablar del rincón de los olvidos; me escapé por una abertura pequeña donde vi luz. Era tan pesada la feminidad que no dejaba lugar a los aspectos contrarios de mi ser, aquellos que no encajaban en la definición de atributos asociados al rol tradicional de la mujer; comprensión, delicadeza, suavidad, estética, soltura, liviandad, apertura. En el rincón era tal la presión: que te cuides, que tu fisonomía no es ideal, tenes que ser frágil, que el hombre propone y la mujer dispone, que tu fertilidad es tu mayor tesoro y será tu mayor logro. Pienso; ¿Y si no tengo hijos? No estoy acá solo para eso, mi fertilidad también es emocional, de aprendizaje, de compartir con el otro, de estar, de mirar, de crear, de destruir y volver a construir no en una  perspectiva sino en miles. Entonces recuerda que soy muchos aspectos humanos en uno solo. Es decir femeninos y masculinos, porque antes que nada soy un ser; uno más entre millones, sin diferencia de sexo. Y es que contengo dentro de mí tantos hombres y mujeres, como la lluvia que es una sola y contiene tantas gotas. ¿Animal? Quizás también, reconozco el instinto sexual animal, ese que dejé bajo el polvo del rincón. Fue aplastado por mi razón. ¿Cómo voy a actuar con impulsos? No  debo. ¿Querer?; quiero, pero, pero, pero tantos peros. Pero el otro con su cuerpo y  mi cuerpo. ¿Guiarme por los impulsos? He dicho que no los veo,  que no los encuentro, no los quiero ver o no me permito ver, me da miedo. ¿Qué hay detrás de un impulso? Nada, capaz hay nada, pero NO, la mujer no se debe permitir ningún vacío, es fértil como la tierra y debe dar frutos. El vacío y la nada no es una opción en su vida. Tiene un tiempo determinado y no lo debe dejar escapar. Mierda, se me va, se me va y así me veo desde que me escapé del rincón. Corriendo, si corriendo, al estereotipo a alcanzar, no importa que no me sienta cómoda, no importa que me pese el alma, que me pesen las piernas, las caderas. Debo correr, debo llegar, que si voy por acá llego, que si hago esto llego, que si tapo este aspecto de mi llego, que si me disfrazo llego… Hasta que “PAF” explota la mentira y veo que ese ideal de femeneidad es inalcanzable, porque es como el aire invisible y no tangible. Sin embargo, me entra por todos los sentidos y me aprieta, me corroe, me limita y la peor de sus formas es la mirada del otro ese que condena, que presiona. Ese otro del que espero  aprobación. Soy el resultado de la sombra de ese otro, siempre viene conmigo, y no es mi sombra, es una sombra artificial, que se alimenta con miedos y exigencias se agranda y  se vuelve poderosa. Mientras me siento disminuida y muy pequeña, frente su mirada vuelvo a la niñez, a la inocencia de la niñez, a la vulnerabilidad de la niñez, a la herida de la niñez, -soy una niñaaa!-. Estoy creciendo, no me señales, no me etiquetes, no te rías, no me empujes, no me soples con tu fuerte viento de exigencias que solo me intimida. Lo que descubrí de la sombra es que se aleja según la luz que la alumbra. En mi  juventud y adultez voy encontrando en el cuerpo mi identidad, mi autenticidad herida, mi masculinidad oculta, mi feminidad construida. Que resurgen cuando la sombra no está, cuando la sombra no persigue. Logro escapar, esconder, salir del rincón. Y ahora no corro. Me freno, camino lento, respiro, siento, curo, destapo, muestro y despliego como un abanico la mujer de mi comodidad, la mujer de mi ser, la mujer de mi alma. Que no responde a tu imposición, sombra aplastadora. Dar batalla, con lo que se es. Por el amor puro y la fragilidad; que es una condición de cualquier forma de abundancia. No soy de papel, soy dura y fuerte como el tronco de un árbol.

lunes, 7 de marzo de 2016

¿Y si fuera una sombra dios? por Lukas






¿Y si  fuera una sombra dios?
Sentado frente a la dama blanca, pienso en la oficina vieja.
La gotera me aturde igual que el corazón.
El pasado viste mi piel arrugada sobre el inodoro.
Los cerámicos me asfixian.
No quiero olvidar, y siento el peso del mundo como propio.
Navego en glorias vividas, y choco en espejos de pena.
No puedo.
Cristales rotos de presente, hacen sangrar mis venas ilusas.
La dama enciende un cigarrillo, lo compartimos.
No levanto mis brazos
[Pintados de rojo
Como los labios de ella.
Mis pupilas giran como estrellas, perdidas en el miedo.
Sábanas blancas abrigan las dos  ventanas de mi ser.
Rosas marchitas caen sobre mi traje sucio.
La tierra esconde, carnes consumidas por gusanos esquizofrénicos.
Soy solo una sombra, y el alma un sueño acabado.

Mi elección me condena, aunque me libera.

jueves, 3 de marzo de 2016

Pueblada por Manuel







Acá están pactando a mi nombre y el de la patronal Una conciliación obligatoria Con esta soledad mordisqueada por polillas Ante un ministerio de interiores y decorado -pa' que no se note-. Acá Percepciones de como debía ser la cosa Van mutando A veces Muriendo Pero nunca encontrando cauce Los que me pelean Se aman En otros rincones Cuevas húmedas, cordones, Con sus teles prendidas y sus sueños inconclusos Con los niños dormidos Con el hambre acaparada en mañana Con las rodillas peladas de tanto agacharse Masticando asco Penas Propaganda del régimen de la razón Como quien despunta un lote nuevo Para sus casitas Mantengo la cara desencajada Como el falso arte de tapa de ese disco De La 25 En la peatonal cordobesa Trucho Como mi amor por la vida Intento allanarme la tristeza Y dejarla guardada en alguna comisaria. Y de ahí Tres conclusiones: 1 El uso Legitima La fuerza 2 Aún Perdemos El tiempo Antes que empecemos a perder La ropa 3 A los 16 Careteaba mejor la borrachera a mis padres De lo que hoy Te careteo las ganas a esa boca. Hemos, por lo tanto, en una reunión muy importante Creado el Ministerio de las cosas poco importantes Y la secretaría de la duda para emitirte cada algunos días una carta documento hasta que este clima pase.