viernes, 7 de agosto de 2015

Oscuridad



El olor de mamá es dulce, me tranquiliza. Su nombre es Leticia, ella me protege del mundo que afuera espera. Papá se llama Gustavo -huele a limón- le encanta apoyar  su oído sobre mi hogar. Yo pataleo, él sonríe, así los dos jugamos hasta cansarnos.
Es extraño, dicen que mi llanto viene con un pan debajo del brazo o algo parecido. No sé muy bien que me espera del otro lado del vientre, debe haber mucha gente de eso estoy seguro, escucho ruidos todo el tiempo. Tengo miedo. Espero que papá esté ahí para cuidarme. ¿Llegaré  a un lugar iluminado? Acá solo hay oscuridad.
Pateo cuando mamá  se enoja o insulta a papá por algo llamado dinero que siempre falta, no sé qué es ni para qué sirve. De vez en cuando oigo explosiones a mitad de noche, mamá se corre, esconde algo, papa le da órdenes desde otro lugar.  Miles de luces azules  rodean a mi familia, no las veo, las percibo. Alguien se presenta frente ella para realizar preguntas con palabras que no entiendo. Tengo los ojos brillosos igual que  Mamá. Oigo los pasos apresurados de papá, lo escucho saltar, gritar, otra explosión sucede. Mama grita, papá no habla.
Con mamá casi no charlamos. Todos los días  conversa con un señor que vive en el cielo pero no  responde, pide perdón a una mujer llamada María por algo que hizo. La señora debe estar muy enojada tampoco dice nada. Pareciera que ya no le importo a nadie. Estoy cansado de encontrarme encerrado en este oscuro calabozo. No soy libre pero estoy vivo.

Alguien toma mi pierna para luego arrastrarme hacia un lugar frio, lejos de la oscuridad; la luz me marea. Ojos desconocidos me miran, murmuran cosas, tiemblo, solo sé llorar ¿Dónde estoy? Marcos nació el 24 de diciembre en la cárcel. Su Madre no soportó el parto. Su padre fue asesinado en un procedimiento policial. Su destino fue el orfanato. La soledad lo acorraló. Nunca supo quién era.

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